Horas después de que un terremoto sacudiera la vida de Haití, el mundo posó su mirada sobre esta isla olvidada, la cual a través de miles de rostros desesperados, miseria y destrucción recordó que era más que un trozo de tierra pintado en el mapa.
La angustia y el dolor marcaron las noticias que salían minuto a minuto desde este rincón del planeta y la movilización de ayuda humanitaria.
Antes del primer llamado internacional, cientos de rescatistas, médicos y voluntarios acudieron el Ministerio del Interior y de Justicia,
Desde Colombia la ayuda fue encabezada por el Ministro del Interior y de Justicia,
El viaje, que sobrepaso cualquier término oficial, se convirtió en una muestra de afecto con un país hermano en condiciones devastadoras, un gesto que fue reconocido por el Presidente de
Las bodegas de los organismos de socorro resultaron insuficientes para guardar toda la ayuda del pueblo colombiano. Hombres y mujeres se acercaron a diario para dejar un mercado, una libra de arroz, enlatados, pañales y otras cosas, para quienes lo perdieron todo.
“Nuestra nación siempre ha sido solidaria con los pueblos hermanos y en esta oportunidad superamos la meta de 1.000 toneladas de ayuda humanitaria, que fueron presupuestadas por los organismos de socorro que pertenecen al Sistema Nacional para
Mientras lo noticieros daban cuenta de las donaciones, un grupo de personas sacaban lo mejor de sí para organizar su envío a Haití, sin importar las adversidades, el tiempo o el cansancio.
Fue así como a través del Puesto Mando Unificado que funcionó las 24 horas del día en
La movilización del mundo, debe ser algo más que una respuesta inmediata a la tragedia, debe ser un compromiso firme con el pueblo que renace, más allá de la política internacional y más cerca de la humanidad.
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