Nos levantamos y lo primero que vemos (en la mayoría de los casos) es una mujer ya sea nuestra madre, esposa o hermana. De ella o de ellas recibimos todo la atención, todo el cariño y todos los cuidados para llegar bien arreglados y alimentados al trabajo.
Apenas ingresamos vemos a quienes con una sonrisa diaria se encuentran en la recepción encargadas de orientar a los visitantes y la persona que nos abre la puerta cuando se nos queda la tarjeta es otra amable mujer, Martha.
Ahora llegamos a nuestro piso…les propongo un pequeño ejercicio, cuenten cuantas mujeres hay en su oficina, ahora cuantos hombres hay .si, no se equivocan, siempre ellas son la inmensa mayoría. Otro ejercicio: cierren los ojos e imaginen como sería su oficina sin la presencia de ellas….si es muy probable que no habrían tantos regaños, pero también es posible que el sitio de trabajo no fuera tan ordenado, ni que las estrategias estarían tan bien planeadas.
De igual manera faltaría algo que no es fácil de describir, algo que es etéreo en ellas puede ser su dulzura, o el cuidado en los detalles, o la forma amable y llena de buen humor en que nos tratan cotidianamente. Ese ‘algo’ hace mucho más llevadero y ameno las duras jornadas que tenemos en nuestro Ministerio.
Hago esta reflexión porque el próximo ocho de marzo se celebra el día de la mujer en el que se conmemora una historia de las luchas de ellas por ser reconocidas en todos los ámbitos. El problema es que los hombres, cómodos como somos nos derretimos en flores y chocolates para nuestras novias, mamás y demás féminas que nos rodean tan solo esa fecha y los otros 364 días ¿qué?
Los invitó para que apreciemos a nuestras compañeras de trabajo como se lo merecen…para que no solo las tratemos con la misma dulzura con la que ellas nos tratan a diario….recibámoslas con una sonrisa, démosle chocolates sin razón o ayudémosle sin que no lo pidan en asuntos del trabajo….pero hagámoslo hoy y todos los días, y hagamos de todo el año el día de la mujer.
Apenas ingresamos vemos a quienes con una sonrisa diaria se encuentran en la recepción encargadas de orientar a los visitantes y la persona que nos abre la puerta cuando se nos queda la tarjeta es otra amable mujer, Martha.
Ahora llegamos a nuestro piso…les propongo un pequeño ejercicio, cuenten cuantas mujeres hay en su oficina, ahora cuantos hombres hay .si, no se equivocan, siempre ellas son la inmensa mayoría. Otro ejercicio: cierren los ojos e imaginen como sería su oficina sin la presencia de ellas….si es muy probable que no habrían tantos regaños, pero también es posible que el sitio de trabajo no fuera tan ordenado, ni que las estrategias estarían tan bien planeadas.
De igual manera faltaría algo que no es fácil de describir, algo que es etéreo en ellas puede ser su dulzura, o el cuidado en los detalles, o la forma amable y llena de buen humor en que nos tratan cotidianamente. Ese ‘algo’ hace mucho más llevadero y ameno las duras jornadas que tenemos en nuestro Ministerio.
Hago esta reflexión porque el próximo ocho de marzo se celebra el día de la mujer en el que se conmemora una historia de las luchas de ellas por ser reconocidas en todos los ámbitos. El problema es que los hombres, cómodos como somos nos derretimos en flores y chocolates para nuestras novias, mamás y demás féminas que nos rodean tan solo esa fecha y los otros 364 días ¿qué?
Los invitó para que apreciemos a nuestras compañeras de trabajo como se lo merecen…para que no solo las tratemos con la misma dulzura con la que ellas nos tratan a diario….recibámoslas con una sonrisa, démosle chocolates sin razón o ayudémosle sin que no lo pidan en asuntos del trabajo….pero hagámoslo hoy y todos los días, y hagamos de todo el año el día de la mujer.
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